LA VENTA DEL SOTON

El restaurante por todos conocido la Venta del Soton, situado en Esquedas en la carretera Huesca Pamplona, tiene el privilegio de salir en la famosa guía michelin, sin poseer ninguna estrella, pero allí esta, las capacidades del local se distribuyen en varios salones para unos pocos o para muchos como la mayoría lo conoce, eventos de BBC bodas, bautizos y comuniones desde hace 40 años. Un restaurante donde se espera un gran servicio, nada mas entrar por la puerta.
Una vez en el salón correspondiente, la carta ofrece variedad en cuanto a entrantes, carnes y pescados, sin extenderse en exceso con los platos, se puede comer pulpo, migas, boliches, alcachofas en los entrantes,
Solomillo, cabrito, cochinillo, o el sugerente chuletón para las carnes, rodaballo, lenguado, bacalao, bogavante. Los postres con sorbetes de mandarina, albahaca, limón, manzanas, tartas, crepés, arroz con leche.
Aparte tienen dos menús, el regional o el espectacular Lorenzo Acin.
La bodega es espectacular, como sus precios, donde puedes acompañar la comida prácticamente con el vino que mas te apetezca de variadas procedencias.
La comida comienza con cata de aceites de la tierra, con pan de horno de leña, donde te explican cada variedad de aceituna, un entrante para tenerte entretenido mientras te sacan los platos. Con el vino, se toman su tiempo en servir el vino, descorchando y preparando las copas, dándote a catar para antes de servir a todos los comensales.
Una vez llegan los platos, llega la decepción, los entrantes son algo escasos para lo que promete la carta, pulpo o alcachofas, muy bien presentados pero sin contundencia.
Las carnes y pescados que pedimos bien en todos los aspectos, excepto si pides el chuletón, que aparentemente es espectacular, cortado y deshuesado, muy buena presentación, mini hornillo y platos con sal gorda para hacerte el chuletón al gusto, la primera pieza bien, después a medida que pasa el tiempo, los platos no mantienen el calor, ni siquiera con el hornillo, el cambio de platos con sal no parece suficiente para hacer correctamente el chuletón en vez de cocerlo, una pena.
A medida que pasa la noche el servicio aparenta desaparecer con lo que el vino acabaras por levantarte para servírtelo tu mismo.
Los postres y el café son amenizados con trufas, y distintos chocolates.
Por ultimo si has de tomar una copa, es mas que recomendable el Gin Tonic, donde una vez mas se deleitan en explicarte el tipo de ginebra que puedes tomar con que esta macerada, la tónica con autentica quinina y los hielos aromatizados de diferentes maneras según la ginebra que escojas.
Si vas a comer o cenar a la carta, puede rondar los 70 – 100 euros depende mucho que comas y el vino que escojas, pero en definitiva por mi parte salgo algo decepcionado ya que vas de mas a menos, en todos los aspectos y no se corresponde el precio que pagas con la calidad y el servicio.